Lo que necesitas saber sobre la Mozzarella italiana

Cómo conservar la mozzarella italiana

Empecemos por introducir este tradicional ingrediente de la gastronomía italiana. La mozzarella es un queso fresco de pasta hilada originario del sur de Italia. Desde el Fior di latte hasta la mozzarella de búfala, hay numerosos tipos de mozzarella y no sólo varían en su preparación, sino también en su formato.

Además de ser un queso bastante versátil, tiene unas características nutricionales mejores que otros quesos. Asimismo, aseguran que, si se compara con un queso curado, esta tiene un menor porcentaje graso, hasta un 50% menos de calorías y un menor aporte de colesterol.

Si hablamos de sus beneficios, por lo general la mozzarella aporta una cantidad de calcio muy importante y necesaria para la salud de nuestros huesos. Según expertos nutricionistas, también nos aporta una fuente de proteína muy importante y que muchos estilos de vida dejan de lado en sustitución a otros macronutrientes.

La mozzarella es un queso que crea bastante consenso: no solo es ligero (aunque tiene un marcado sabor), sino que marida bien con otros alimentos y complementos. Se puede tomar con un tomate fresco, en una pizza, en ensalada… y también solo, con un chorrito de aceite y orégano.

Pero a lo que hemos venido aquí es a explicarte como poder conservar mejor este queso y a conocer los cuidados que se deben tener para asegurar una vida útil más larga. Por eso te invitamos a estar atento/a a los consejos que te dejamos a continuación.

Mozzarella italiana

¿Cómo conservar correctamente la mozzarella italiana?

Una peculiaridad de este queso es que se conserva en líquido pues al tratarse de un producto fresco, necesita de unas condiciones que faciliten o prolonguen su caducidad. Por ello, se conserva entonces en suero láctico, que permite mantener las propiedades organolépticas durante períodos más prolongados.

Puede surgir la duda, si una vez abierto un paquete de mozzarella se puede guardar una parte para comer otro día. Lo primero que indican los nutricionistas es que no hace falta volver a meter el producto en líquido: ni en el suero en el que viene ni en agua. La mejor opción sería guardar la mozzarella en papel de plástico ya que el papel de aluminio es más poroso y por tanto el aire podría atravesar el envoltorio.

Asimismo, aseguran que se puede conservar en la nevera, aunque no por más de uno o dos días, pues así se evita que pierdan sus propiedades organolépticas o posible caducidad. Aun así, lo mejor es siempre seguir las referencias marcadas por el proveedor que encontraremos en el etiquetado.

El queso mozzarella se conserva refrigerado, aproximadamente a unos 4ºC. Se recomienda que se almacene en un recipiente de vidrio con tapa hermética o envuelto en papel film para que conserve su humedad en la nevera. Su duración refrigerado fresco puede oscilar entre 7 y 10 días más o menos, pero esto también dependerá del vencimiento o caducidad del producto, del cuidado tenido en su fabricación y en la conservación tanto del distribuidor como del consumidor.

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